sábado, 11 de octubre de 2014

¡CUIDA TUS PIES!

Los pies son una parte de nuestro cuerpo a la que, en general, se le presta menos atención y cuidado que al resto (cara, manos o piernas). Sin embargo, son sumamente importante, dado que a diario mantiene el peso de nuestro cuerpo y nos facilitan movernos de un lado a otro. Los pies pueden presentar múltiples problemas, especialmente en la zona de la planta y en las uñas.

En la planta del pie las lesiones más frecuentes que pueden aparecer son: helomas (callos), verrugas víricas (papilomas), lesiones inflamatorias (como el psoriasis, la pustulosis palmo-plantar o los eccemas), infecciones por hongos (tinea pedís o pie de atleta) o lunares. Estas lesiones pueden manifestarse como durezas, grietas, pústulas (puntos amarillentos), manchas rojas, escamas o descamación y pueden ocasionar dolor, picor o mal olor. Ante la aparición de estos síntomas es recomendable acudir al Dermatólogo para un correcto diagnóstico y tratamiento.

Las uñas pueden presentar infecciones (hongos, bacterias o virus), lunares, hematomas (por traumatismos o golpes), pueden enterrarse (uña encarnada) o presentar tumores. No todas las manchas o cambios de color en las uñas se deben a la existencia de un hongos, por lo que precisan un correcto estudio y muchas veces tomar cultivos. 



Hay que destacar que las lesiones pigmentadas (lunares o lesiones que parezcan lunares) en plantas de pies o uñas siempre deben ser consultadas con un Dermatólogo.

Las personas diabéticas deben tener especial cuidado ya que el daño vascular y nervioso secundario a la diabetes, puede causar entumecimiento y reducir la sensibilidad de los pies. Como resultado, la cicatrización de las heridas es más difícil y lenta.

Algunos consejos para cuidar los pies son:
  • Secarlos bien tras la ducha
  • Hidratar con crema con urea o ácido láctico
  • Mantener las uñas secas y cortas,  cortándolas en forma recta.
  • Utilizar calzado cómodo, no apretado ni puntiagudo.
  • Use calcetines limpios y secos o medias sin elásticos ni costuras. Los agujeros pueden ejercer zonas de presión.
  • No fumar. El hábito de fumar disminuye el flujo sanguíneo a los pies.
  • Deben cuidarse durante todo el año y, ante cualquier anomalía (picor, dolor, grietas, rojeces, pústulas, callosidades), consulte a su dermatólogo.
  • Los lunares en plantas de pies o uñas deben de ser revisados por su Dermatólogo.


sábado, 20 de septiembre de 2014

Dieta antiaging (antiedad) para nuestra piel

En el envejecimiento de nuestra piel intervienen varios factores. Por un lado, están los factores genéticos/hereditarios (que representarían un 25%), sobre los cuales, por el momento, no podemos actuar. Y por otro lado, los factores ambientales, como la luz ultravioleta o radiación solar, responsable del fotoenvejecimiento y, la contaminación (con un 40% de influencia) y, los hábitos de vida (representando el 35%), donde incluimos, el tabaco, el alcohol, la inactividad física y la dieta. Estos últimos serían responsables, junto a la genética, del cronoenvejecimiento.
Nuestro cuerpo está sometido a la acción de los radicales libres, que se forman en relación al metabolismo de nuestro cuerpo y a los procesos de inflamación que nos ocurren (ejemplo fiebre) y a los elementos externos. Todos los elementos que hemos mencionado (sol, tabaco, contaminación,  conservantes y químicos de los alimentos…) dan lugar a radicales libres.
La dieta antiaging se basa en incluir en nuestra dieta productos con acción antioxidante, que neutralicen estos radicales libres. Entre estos antioxidantes destacan el ácido ascórbico (o vitamina c), los tocoferoles (vitamina E), los betacarotenos, el licopeno y los polifenoles (especialmente los flavonoides). Estos antioxidantes se encuentran principalmente en: frutas y hortalizas, aceite de oliva virgen y aceitunas, cacao (chocolate negro), el té verde y los frutos secos.
Además de los antioxidanetes la dieta antiaging incluye 3 elementos claves más: la grasa de los alimentos ingeridos debe ser saludable (es decir, insaturada frente a saturada), un predominio del pescado sobre la carne como fuente de proteínas y un ajuste del número de calorías al gasto metabólico de cada persona.