La
elección del champú para lavar el cabello depende de varios factores. El uso de
champú es necesario (la moda no-poo o no usar champú puede llevar a padecer infecciones en el cuero cabelludo), ya que se precisa eliminar el exceso de grasa, sudor,
células muertas y elementos ambientales (tierra, polvo…), además según los
componentes del champú puede mejorar el aspecto cosmético del cabello. Un buen
champú puede dar brillo y manejabilidad al cabello, mientras uno muy detergente
puede dejarlo muy áspero y apagado al eliminar la cutícula exterior del
cabello.
En primer lugar, Si se padece de algún tipo de alteración en la piel
del cuero cabelludo,
como la dermatitis seborreica o el psoriasis, se debe acudir al Dermatólogo, ya
que se precisan champús más específicos, con sustancias tipo ciclopiroxolamina,
azufre o corticoesteroides tópicos, de prescripción médica.
Si no se padece de ningún problema, la elección del champú podemos basarla en sus características:
- Champús para cabello normal: su detergente principal es aniónico (larilsulfato). Son para limpieza en profundidad y son ideales para personas con cabello sin tratamientos químicos y grasa moderada. El acondicionamiento es mínimo. Hacen mucha espuma y se aclaran con facilidad, pero precisan un detergente secundario más suave y, muchas veces, un acondicionador.
- Champús para cabello seco: tienen detergentes anfóteros y/o catiónicos. Para cabellos tratados químicamente o con poco grasa, proporcionan una limpieza suave y buen acondicionamiento. Suelen añadir proteínas animales hidrolizadas.
- Champús para cabello graso: detergente principal aniónico. Excelente limpieza pero acondicionamiento mínimo. Para adolescentes con cabello muy graso o cabello muy sucio.
- Cabello fino, delicado y bebés: detergente principal anfotérico (ej. cocamidopropil o lauril amino propionato). Ideal para bebés, personas con poca grasa y lavado frecuente. No irritan los ojos.
- Champús acondicionadores (2 en 1): los detergentes son anfotéricos y aniónicos del tipo sulfosuccionato. Tiene añadido dimeticona o proteína animal hidrolizada que crean una película sobre el tallo del cabello que lo recubre, aumentando manejabilidad y brillo.
- Champús para cabello muy rizado: Contienen detergentes suaves y acondicionadores fuertes como el aceite de germen de trigo, proteína animal hidrolizada de estearalconio o derivados de lanolina. Están diseñados para un uso semanal.
- Champús anticaspa (o medicados): son champús que contienen alquitrán de hulla, ácido salicílico, sulfuro de selenio o piritionato de zinc. Su función es eliminar la grasa, escamas, bacterias y elementos fúngicos. Ante estos problemas, es mejor siempre antes de utilizar este tipo de champús acudir al dermatólogo para una valoración correcta del problema de base.
Los champús, por sí mismos, no tienen función anticaída. El champú del caballo, es un ejemplo, es rico en botina, vitamina del grupo B, que no se absorbe por vía
tópica (sólo por vía oral), por lo que dicho champú no tiene eficacia sobre la caída. Lo único que
se logra con el mismo es lavar el cabello, al igual que con el resto de champús
convencionales, por lo que es un champú que puede gustar más o menos, pero no
mejora la caída.
SI TIENES DUDAS SOBRE EL CABELLO PREGUNTA A TU DERMATÓLOGO
